Tras leer el siguiente artículo sobre la juventud, encontrarás una serie de preguntas a las que has de responder y colgar en tu blog:
LA JUVENTUD ESPAÑOLA
En la actualidad la palabra juventud se refiere a una etapa de la vida de los individuos más o menos prolongada, como preparación a la vida adulta, caracterizada, en el caso de la sociedad española, por la dependencia familiar.
Ni que decir tiene que el período de transición que va de la niñez a la madurez está marcado por profundas transformaciones: y es que durante la adolescencia hay veces que uno ni siquiera es capaz de reconocerse a sí mismo. Es normal, por ello, que sea en ese período en el que más cambios -y más significativos- se produzcan respecto a épocas anteriores.
Pero antes de conocer cuáles son las características, valores y actitudes de los jóvenes españoles de hoy, vamos a ver, de forma muy superficial, cómo han evolucionado los jóvenes españoles desde los años 60.
La evolución de la juventud sufre un gran proceso de aceleración en la década de los “60”. Son los años de las primeras pintadas de “Libertad”, de las huelgas estudiantiles, del guateque...
En los años 70 la juventud española vivió una especie de reflejo del mayo del 68 y de la revolución juvenil del mundo occidental.
Los jóvenes de los 80, en cambio, muestran un interés mayor por la estética que por la política. Quizás porque la democracia ya está asentada en España. Son tiempos de predominio de la música, el ordenador y la electrónica.
Los hippies se hacen ejecutivos... y John Lennon acabó asesinado. Para muchos, la muerte de Lennon fue una fecha cabalística que marcó el final de una época, algo así como el despertar a una realidad tras los sueños de una rebosante juventud.
En los 90 los jóvenes tienden al asociacionismo. Son los tiempos del “bakalao” y las rutas alternativas.
Comienza a tener relevancia la proporción de personas jóvenes que viven en familias donde falta la figura paterna; y en ocasiones la materna.
La proporción de jóvenes que estudian es muy semejante a la de quienes trabajan.
También crece sin cesar la tendencia hacia el localismo, es decir, a sentirse “de su pueblo o ciudad”.
Tenemos que subrayar que los estudios que se llevan a cabo sobre la juventud tienden a analizar, en la mayoría de los casos, los cambios y mentalidades de los jóvenes, sin tener en cuenta los porqués. Pero no vendría mal conocer, también, la actitud de los padres, la influencia que pueden tener en sus hijos.
Así, en la actualidad, el tema que más preocupa a la mayoría de los padres de adolescentes -especialmente a los de clase alta/media alta- es el del consumo de drogas. Como veremos más adelante, fumar “porros” está pasando a ser una práctica demasiado usual.
También que puedan tener problemas con el alcohol, contraigan el sida o padezcan trastornos alimenticios (anorexia y bulimia).
Se asegura que el 53,5% de los padres se decanta por la libertad en la educación, frente a un 16,8% que optan por posturas más autoritarias.
La honradez es el valor al que más importancia dan más de un 70% de los educadores, seguido por el esfuerzo en los estudios y el trabajo.
Los padres más afectuosos son los que reconocen estar más contentos y orgullosos de sus hijos.
Por el contrario, los que más marcan las distancias son los que suelen quejarse más de ellos, es decir, el afecto o el rechazo paternal repercute directamente en el comportamiento futuro de los más pequeños.
Lo que no hace ninguna gracia a los padres españoles es la fiebre del consumismo. Un 67% de los encuestados piensa que sus hijos tienen "demasiadas cosas". Los datos avalan esta creencia: casi un 50% de los chicos tiene un ordenador personal y un 35% cuenta con un televisor en su dormitorio. Estos porcentajes son muy inferiores en el caso de las chicas: 39,9 y 26,6%, respectivamente.
Bien, los datos antes mencionados nos han ayudado a “conocer” un poco más a los padres y madres españoles. Concentrémonos ahora en sus hijos e hijas.
Para llevar a cabo un estudio más o menos fidedigno de la juventud española, habría que seleccionar el tramo entre los 15 y los 24 años, sobre todo porque antes de los 15 no se puede hablar de un “pensamiento plenamente operativo”. Pues bien, los jóvenes que representan un estándar uniforme superan los 4 millones de habitantes (16% del total de la población). Pero los estudios se refieren a la juventud urbana, es decir, a los jóvenes que viven en municipios de más de 20.000 habitantes.
Veamos con mayor detenimiento qué cambios ha experimentado esa juventud urbana en los últimos años.
La juventud española actual otorga más cualidades a la mujer que al hombre. Por extraño que parezca, los chicos no creen que la mujer sea igual que el hombre, creen que es mejor.
Las chicas sobresalen en atención por los detalles, sensatez, paciencia, constancia, intuición e iniciativa. Los hombres, en autoridad y capacidad de lucha.
Según los estudios, el 90% vive con su familia, el 82% está contento con su vida, al 57% le gusta colaborar en una ONG.
A menudo identificamos juventud con “pasotismo”. Pensamos que todo les da igual, pero la verdad es que los jóvenes no “pasan” de todo, simplemente sienten que la sociedad les excluye, por eso se refugian en la noche.
El ocio de los jóvenes transcurre esencialmente en diferentes tipos de locales públicos y privados, aunque esto implica costes elevados, lo que conduce a algunos jóvenes a la calle (el célebre consumo del botellón) en espera de tener posibilidades de entrar en los locales.
Hay que subrayar que 6 de cada 10 jóvenes beben: más los chicos (69%) que las chicas (49%).
Otro “vicio” es el tabaco. Más del 40% se declara fumador. La edad media de iniciación en el consumo de tabaco se sitúa en torno a los 16 años y el 44% empieza por curiosidad.
Como hemos comentado anteriormente, una de las mayores preocupaciones de los progenitores es el consumo de drogas por parte de sus hijos. Y es que el 37% de los adolescentes afirma haber consumido cannabis en alguna ocasión.
Lo que más valora la juventud es la familia, lo que menos, la política y la religión. Lo que más les preocupa es el paro. Veamos con detenimiento estos valores y preocupaciones.
Uno de los cambios más significativos en los últimos años es el que afecta a la religión. Dios existe para un 67% de jóvenes, pero sólo un 13% dice ser católico practicante. Además, hay un 21% de jóvenes que apenas ha tenido relación con la Iglesia Católica.
Los jóvenes desconfían de los políticos porque les consideran incapaces de solucionar el paro, su mayor preocupación. Pero no quiere decir que sean apolíticos o conformistas. Sencillamente tienden a llevar la contraria a la fuerza gobernante.
Su tendencia política se podría resumir en esta escala:
si el 1 es la izquierda y el 10 la derecha, se sitúan en el 4,56, es decir, centro-izquierda.
Toleran el divorcio, la eutanasia y el aborto; pero no perdonan el terrorismo, los destrozos en la calle, la pena de muerte, los sobornos o defraudar a hacienda.
Rechazarían como vecinos a un miembro de ETA, un neonazi o un skin head. Sin embargo, aceptarían vivir cerca de inmigrantes o gente de otra raza. Es decir, los jóvenes son menos racistas y xenófobos que el resto de los españoles, aunque cada vez condicionan más la entrada de inmigrantes a que no les quiten empleo.
Por lo que se refiere a la “paga” que reciben, hay que decir que los preadolescentes disponen semanalmente de entre 6 y 18 euros. Pero un 37,7% de las familias prefieren darles el dinero que necesiten en cada momento.
Los que son un poquito mayores reciben una paga semanal de 40 euros (chicos) y 30 euros (chicas).
A menudo se habla de un vacío generacional, es decir, de la ausencia de comunicación entre padres e hijos. Pero en España tal vacío no existe: sólo el 3,6% de los chicos y el 2,7% de las chicas se quejan de sus relaciones con sus progenitores. El resto las califican de positivas y afirman que existe una buena comunicación en casa.
El 59% piensa que su padre es “poco o nada estricto”, consideración que alcanza el 68% cuando se refieren a sus madres. La permisividad es total en asuntos “menores”, como salidas, relaciones sociales...), pero se reduce mucho en cuestiones tales como las relaciones sexuales o el consumo de drogas. Los chicos gozan de mucha más libertad que las chicas a la hora de pasar la noche fuera de casa o acostarse con alguien.
Hay que resaltar que en España el 75% de los jóvenes vive en el domicilio familiar, no sólo por esa buena relación con sus padres, sino también por comodidad (la “mamá” sigue llevando el peso de la casa) e imposibilidad de emancipación (creen que necesitarían 1.000 euros al mes, cantidad de la que no dispone el 82%). Hay que añadir el nuevo problema que ha surgido en España: el de la vivienda.
Cada vez hay menos posibilidades de alquilar un piso por los precios desorbitados y los jóvenes se niegan a hacinarse, como antaño, con el propósito de ahorrar algún dinero.
Al vivir la mayoría de los jóvenes en el domicilio de los progenitores, como acabamos de comentar, la televisión es el pasatiempo compartido al que padres e hijos dedican más tiempo. Un 60% de las familias asegura ver la tele en compañía.
Para acabar con el mito de la falta de comunicación entre los progenitores y sus hijos, los estudios revelan que más de un 50% de los padres y madres encuestados disfrutan con sus hijos de aficiones culturales, deportivas y de ocio una vez por semana, como mínimo.
De todas formas, a los jóvenes, en su tiempo libre, les gusta escuchar música (92%), salir con amigos (89%), e ir al cine (72%).
Se han detectado cinco estilos de vida entre la juventud: estudiosos, trabajadores, marchosos, consumistas y hogareños.
Un mismo joven puede practicar diferentes estilos de vida, dependiendo sobre todo de la edad. Los estilos de vida más practicados son los llamados estudiosos, trabajadores y marchosos.
Los estudiosos son los más numerosos. Son chicos y chicas que viven con sus padres, que estudian, ven mucho la televisión, practican deportes y evitan todo tipo de responsabilidades domésticas. La idea básica es que los estudiosos son los adolescentes que “aún” están sometidos al control familiar. Son los católicos más creyentes. A partir de los 18 años, este grupo se reduce ostensiblemente.
En el grupo de los trabajadores hay más chicos que chicas. Trabajan y ya no estudian. Se consideran católicos no practicantes. Un 25% de este grupo se ha emancipado y tienden al conformismo. El trabajo no les deja tiempo para otras actividades.
En el tercer estilo de vida, los marchosos, hay más chicas que chicos. La mayoría son universitarios. Viven con los padres o con amigos y se ubican en la izquierda política. Son los que más beben y fuman. Los fines de semana salen de noche y duermen de día. Pero, a la vez, son los más cultos, ilustrados y solidarios. Son, también, los más reivindicativos y los que se sitúan con más fuerza en el territorio del liberalismo moral.
El cuarto estilo de vida lo representan los consumistas, distribuidos en todas las edades, aunque el tipo más frecuente parece ser el adolescente varón.
Son los más conservadores y más materialistas. Se caracterizan por ir de compras, salir de excursión y practicar aficiones no electrónicas. Cuidan mucho su higiene.
En último lugar aparecen los hogareños, grupo formado básicamente por mujeres. Es el grupo menos infractor. Pasan más tiempo en el hogar porque están muy marcadas por el trabajo doméstico. Están emancipadas pero dependientes de una pareja, quizá porque están embarazadas o tienen hijos o no trabajan. Podrían responder a un estilo de vida típico de “amas de casa jóvenes y modernas”.
En todo caso, la relación entre estilos de vida, valores y riesgos no responde a una lógica lineal, permanente y sincrónica. Se trata de una evolución en la que todo se intercambia.
De los estudios más recientes (2003) se pueden sacar las siguientes conclusiones:
- el paro, las guerras y el terrorismo son los principales problemas sociales a juicio de los jóvenes;
- en general, los jóvenes se sienten satisfechos con su vida: sobre todo, en las relaciones afectivas con sus familias y sus amigos;
- se consideran más tolerantes, solidarios (dispuestos a luchar por la defensa de los derechos humanos, lucha contra el hambre, la libertad, la paz, la igualdad entre los sexos, la defensa de la naturaleza) y contestatarios; y menos maduros y menos independientes de sus padres;
- lo que más valoran son la familia, la salud y la amistad; lo que menos, la religión y la política;
- la gran mayoría, especialmente las mujeres, acepta con total normalidad la homosexualidad;
- las conductas consideradas ilícitas o delictivas (robar en grandes almacenes, enfrentarse a la policía, causar destrozos en la calle) son juzgadas como inadmisibles por la inmensa mayoría.
Miguel Ángel Álvarez Rodríguez
Profesor del Instituto Cervantes de Bremen
FUENTES:
FAD, 2003
INJUVE, 2003
El País.es
El Semanal, ABC
El Mundo.es
CUESTIONES RELACIONADAS CON EL ARTÍCULO
1) Busca el significado y connotaciones de "guateque" y "bakalao". ¿En qué épocas se hicieron populares?
2) ¿Qué porcentajes de chicos y chicas españoles tienen un televisor en sus dormitorios? ¿Te parece buena la idea?
3) ¿Qué es el "pasotismo" o "ser pasota"? ¿Son pasotas los jóvenes en España?
4) En España se ha puesto de moda el "botellón". ¿De qué se trata? ¿Qué opinión te merece esta práctica?
5) ¿Qué piensan los adolescentes españoles sobre la familia?
6) ¿El paro es lo que más preocupa a los jóvenes? ¿Qué otros problemas preocupan a los jóvenes y por qué?
7) Entre los cinco estilos de vida de los que se habla en el artículo, ¿en cuál te incluyes?
8) Describe cómo es la juventud en tu país: cuáles son los gustos, las preocupaciones, qué hacéis para divertiros, etc.