jueves, 13 de noviembre de 2008

LOS AFRANCESADOS

LOS AFRANCESADOS
(Por María Fidalgo Bodas)
HEREDEROS DEL REFORMISMO ILUSTRADO, QUISIERON VER EN JOSÉ BONAPARTE LA FIGURA QUE ESPAÑA NECESITABA PARA ACABAR CON EL ABSOLUTISMO Y FRENAR EL CAOS SOCIAL. ACUSADOS DE TRAICIÓN Y DESLEALTAD, LA HISTORIOGRAFÍA MODERNA RECONOCE SU AFÁN POR REGENERAR EL PAÍS.

1807-1808: la crisis inaudita de la monarquía española.

A partir del segundo mandato de Godoy, iniciado en 1801, la rivalidad por el poder en el irregular reinado de Carlos IV no fue sólo una lucha interna entre dos. Estaban los partidarios de Príncipe de la Paz, en el otro, los anti-reformistas y los sectores descontentos del ejército. El complot de El Escorial (octubre de 1807) por el que los partidarios de Fernando no sólo pretendían atentar contra Godoy, si no tambien situar al príncipe en el trono, tras forzar la abdicación de Carlos IV. Napoleón conseguía que firmara en Fontainebleau un tratado por el que se bendecía la entrada de las tropas francesas, con el pretexto de conquistar Portugal. Cinco meses después iba a mentalizarse en los motines de Aranjuez la mayor muestra de la crisis política existente en España, fruto de la rivalidad que mostraban tanto Godoy y Carlos IV como Fernando.

DE REY DE NÁPOLES A MONARCA ESPAÑOL

Napoleón consiguió, que toda la familia real abandonara España para presentarse en Bayona para que se le reconociera como mediador y que finalmente, tanto Carlos como Fernando abdicaran oficialmente a su favor. El emperador pudo así designar a su hermano mayor, José como nuevo monarca español. Su poder político y cortesano corrompido, la presencia amenazante de las tropas francesas en el territorio español y un pueblo descontento por el peso de la crisis ecomónica y la fiscalidad, la sociedad española quedaba sumergida en la confusión y la inquietud. La palabra “afrancesado” tenía en 1808 un significado muy amplio siempre de tono descriptivo.

LOS AFRANCESADOS SE CONVIRTIERON EN UN BLANCO FÁCIL PARA LIBERALES Y ABSOLUTISTAS, QUE, PRETENDIERON RIVALIZAR EN PATRIOTISMO, NO DUDARON EN TITULARLES DE TRAIDORES.

A partir de la Guerra de la Independencia afrancesado se convirtió en una palabra que designaba a un sector de la poblacion y muy particularmente, a los partidarios del rey
José I. Se empezó hablar de los liberales para referirse a los partidarios de unas nuevas Cortes y de una nueva Constitución y de servirles a los afrancesados para convertirse en un banco fácil. Los estudios han evidenciado que en los círculos josefinos sobresalió un indiscutible patriotismo hispano que tuvo puestas sus esperanzas en la regeneración de España, bajo un monarca. El patriotismo español de José I eran tensiones entre sus iniciativas políticas y la voluntad de Napoleón. El propio José Bonaparte dejo a finales de 1811 la confesión a su esposa el deseo de retirarse de los asuntos políticos.


LOS MOTIVOS DE LOS ESPAÑOLES PARA HACERSE JOSEFINOS FUERON MUY VARIADOS.

El propio Fernando VIII se vio obligado a distinguir diversas categorías de afrancesados cuando dictó su decreto contra ellos. De menor a mayor gravedad del delito; en primer lugar a los que no habían ocupado ningún cargo. A continuación había mantenido los cargos. Luego a los que habían aceptado cargos, y en último lugar a aquellos que ya fuera por efecto a José que habían contribuido a la persecución.

LIBERALES Y AFRANCESADOS, MÁS SIMILITUDES QUE DIFERENCIAS.


El oportunismo tuvo su peso en el vaivén de adeptos, como muestra la notable reducción de hombres públicos que se manifestaban partidarios de José I tras la derrota de los ejércitos franceses en Bailén, el 19 de julio de 1808, o a su momento después de la conquista de Andalucía por José I en 1810. Ola nueva reducción que pudo percibirse, a partir de 1812.Al principio de la retirada de los ejércitos napoleónicos puede estimarse que los refugiados josefinos alcanzarían a ser unos 12.000. Sin contar a los hijos y mujeres de muchos de ellos, que les siguieron a exilio. Juan López Tabar ha documentado personalmente a 4.200 afrancesados. La mayor parte de los afrancesados exiliados en 1814 eran empleados civiles, hombres dedicados a la política y funcionarios. Sin embargo, sabemos que había también afrancesados pertenecientes a los sectores populares, entre los personajes mas destacados y conocidos se hallaban algunos altos cargos y antiguos ministros de la monarquía borbónica. Había también nombres destacados en el ámbito de las letras y de la cultura. Así como reconocidos personajes eclesiásticos.
Unos y otros eran en cierta medida herederos del racionalismo y el reformismo ilustrados; y tanto los liberares y afrancesados participaron en empresas e ideas comunes, como la edición de obras y prensa.

EL REGRESO DE FERNANDO VII DIO AL TRASTE CON TODO INTENTO REFORMISTA.

Un arma eficaz para su despoblación fue la de considerar tanto a los liberales como a los josefinos como a una misma cosa y calificarlos de afrancesados, es decir, de traidores. De modo que a los liberales no les quedaba más baza que mostrarse más patrióticos que antiafrancesados. Aunque entre los liberales de Cádiz los hubo claramente moderados, en general, sus planteamientos y decisiones resultaron revolucionarios. Tras el golpe de Estado que restableció a Fernando VII como monarca absoluto en 1814. Se olvido de su compromiso de respetar los bienes y los cargos de los afrancesados y dictó un categórico decreto de expatriación y proscripción indefinida contra todos los que habían dado apoyo a José I.

LA OPINIÓN PÚBLICA LOS TRATÓ AL FINAL COMO TRAIDORES Y CRIMINALES.

Algunos afrancesados de exiliaron en Inglaterra, pero la mayoría se refugiaron en Francia. Tras la caída del Imperio Napoleónico, fueron objeto de constante control y marginación bajo el reinado de Fernando XVIII. Acabaron siendo tratados como traidores. La alegría con la que los afrancesados celebraron el establecimiento del nuevo régimen liberal de 1820 subrayó una vez más su idea reformista. A partir de 1823, con el nuevo exilio de los liberales, la mayor parte de los afrancesados adoptaron una actitud de aproximación del recién nacido régimen y procuraron potenciar iniciativas de transformación del mismo. De modo que, como ha señalado la historiográfica más reciente, los antiguos josefinos contribuyeron claramente a hacer posible la instauración del régimen liberal a partir de 1834. De esta manera, el término afrancesado ha permanecido hasta la actualidad como categoría histórica impregnada del equívoco, del tópico y de la simplificación.

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